Plásticos y microplásticos en nuestra cena

¿Qué estará sintiendo Serrat viendo lo que le están haciendo a su Mediterráneo? Supongo que echarse a llorar, como nosotras.

¿Y si supieras que cenas plástico? FOTO: David Clode.

Turquía y España están en cabeza de los países europeos que más toneladas de deshechos lanzan al mar. Ni más ni menos que 126 toneladas de plástico al día. Has leído bien, 126 toneladas al día.

Son cifras alarmantes cuando además se contrasta con que sólo el 6% de los plásticos utilizados en Europa son reciclados. Deberíamos tomar conciencia del problema del plástico desde ya, y situarnos a favor de la deconstrucción de nuestros hábitos, pues debería avergonzarnos un poco ser - o un mucho- un país donde el 10% de plástico que consume es de un sólo uso. Cuánto mal han hecho los vasitos de plástico en las garrafas de agua de las clínicas médicas, o las bolsas a modo de calcetín cuando se olvida al ir a una tienda de zapatos, por comentar casos random en los que es absolutamente evitable el consumo de plásticos.

Nos echamos las manos a la cabeza cuando saltó la noticia de la “islas de plástico” en el Caribe, pero en nuestro Mediterráneo podemos llegar a encontrar 1’25 millones de fragmentos plásticos surfeando sin rumbo. Además las afirmaciones desde WWF ponen los pelos de punta al reconocer que 130.000 toneladas de fragmentos plásticos menores a 5mm, y en cuanto a microplásticos se aproximan a las 500.000 toneladas anuales. Siendo tan pequeños, esos plásticos acaban en las mesas de las cenas de familias omnívoras y gran parte del agua embotellada.

Nuestros viajes al Caribe serán como visitar un vertedero. FOTO: Dustan Woodhouse.

El mal uso de los vertederos -y dejaremos en el aire el blanqueamiento del capital que se puede intuir con esta actividad-, siendo el 50% de los residuos no tratados para ser reciclados en países de la cuenca mediterránea, fomenta la contaminación de nuestras aguas.

¿Será que sólo vemos la catástrofe medioambiental quienes estamos ajenes a los intereses económicos? ¿O es que desde los yates de súper lujo aplastan las islas de plástico? Juzguen ustedes mismes.