Especies invasoras procedentes del Canal de Suez
- Be Earthy
- 10 ago 2018
- 2 Min. de lectura
Con el calentamiento global, las especies tropicales se expanden. Un ejemplo de ello lo encontramos en el mar Mediterráneo donde, además de esto, la construcción del Canal de Suez ha hecho que el número de especies invasoras vaya en aumento.
El Canal de Suez es una vía artificial que une el mar Mediterráneo con el mar Rojo. Se inauguró en el año 1869 y tiene una longitud de 163 km. En el año 2005 fue ampliada, por lo que el trayecto se acortó de 18 a 11 horas, así como la cantidad de barcos que pasaban diariamente (aumentó de 49 a 97). Se trata de una de las rutas petrolíferas más importantes, ya que evita que buques y barcos rodeen el continente africano. Ahorrándoles así tiempo y combustible.
Bella Galil, bióloga marina del Instituto Nacional de Oceanografía de Israel, observó en 2014 que, al ampliar el canal, unas 443 especies fueron introducidas en el Mediterráneo. A estas especies se las conoce como “especies Lessepsianas”, debido a Ferdinand de Lesseps, constructor del canal.
En el Catálogo Español de especies exóticas invasoras podemos encontrar las especies que se encuentran en la siguiente imagen.

Existe un proyecto divulgativo realizado por el IMEDEA (Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados) donde podemos encontrar algas y fanerógamas marinas invasoras como Acrothamnon preisii, Lophocladia lallemandii, Asparagopsis armata, Stypopodium schimperi o Womersleyella setacea. Aunque una de las especies que más está afectado a la costa alicantina es Caulerpa racemosa, también conocida como “alga asesina”. Esta alga es capaz de colonizar todas las comunidades infralitorales y circalitorales. También desplaza a Posidonia oceanica, fanerógama endémica del Mediterráneo, la cual se encuentra en retroceso. Las praderas de Posidonia son el hábitat para multitud de especies endémicas, evitan la turbidez del agua y la desaparición de las playas. Los arribazones que encontramos por las orillas, protegen a la playa de su erosión debido al oleaje.
No se deberían eliminar los arribazones, sino concienciar a las personas de que no es basura
Muchas de las especies mencionadas anteriormente quedan enganchadas en anclas, aguas de lastre o como fouling. Este término se refiere al crecimiento de organismos en el casco de los barcos. El agua de lastre es que da estabilidad a los buques y barcos con carga, además de a aquellos que se encuentran navegando durante condiciones adversas, como el caso de un temporal. Un solo buque puede contener unas 130 mil toneladas de agua de lastre, donde existen más de 50 mil organismos zooplanctónicos por metro cúbico.

Se han realizado varios estudios entre los que podemos destacar el realizado en el año 2010 por Alfonso Ramos, catedrático de la Universidad de Alicante, donde se estudiaron los efectos de la migración de estas especies.
También se están investigando soluciones como, por ejemplo, la emisión de ruidos a bajas frecuencias o la construcción de lagos salinos. Otra posible solución sería reproducir las condiciones del mar antes de la construcción del canal, pero esto supondría un gran gasto económico.
Como dice Enrique Macpherson, investigador del CSIC, “el control hay que hacerlo desde el origen”.
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