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La mea culpa: el planeta azul se enfrenta a la crisis de agua

  • Foto del escritor: Be Earthy
    Be Earthy
  • 13 jul 2018
  • 2 Min. de lectura

Alguna vez hemos visto fotografías de mujeres y niños cargando cubos de agua en la cabeza en un ambiente rural, pero, en realidad ¿cuánto impacto pueden generar estas imágenes en nuestros hábitos? Pensar que el agua pueda ser causante de una incipiente crisis mundial resulta irónico. Vivimos en un planeta cubierto por agua en un 70 %, entonces, ¿por qué es esto un problema?


Foto: http://www.volkswagenonlineteam.es/noticias/la-crisis-del-agua/

La mala noticia es que no todo ese volumen es apto para consumo, solo entre 2 % y 3 % del agua es adecuada. De ese pequeño porcentaje, casi el 70 % es nieve y hielo, el 30 % es agua subterránea, menos del 0,5 % está en la superficie (ríos, lagos, etc.) y menos del 0,05 % está en la atmósfera[1].


El agua puede llevar un país de la riqueza a la crisis y al caos, puede generar conflictos entre pueblos y no solo de historia reciente. Hace 4500 años, la desviación del caudal del río Tigris en la unión con el Eufrates provocó la guerra entre las ciudades de Lagash y Umma [2, accedido: 27-abr-2018].


Se ha evidenciado que el agua ha sido motivo para el conflicto en Siria[3]. Yemen también se enfrenta a problemas cuya raíz ha sido el mal manejo de este recurso, aunado a una sequía nunca antes vista en el país, llevó a Yemen a sumarse a los países afectados por la escasez del recurso [4: accedido: 28-abr-2018]. Suráfrica se ha unido a la lista de los países enfrentando crisis de agua. Malas políticas en el manejo y una severa sequía ha ocasionado que la población en Ciudad del Cabo planifique sus rutinas diarias con 6,6 galones de agua por persona. Esto significa ducharse 2 veces por semana, cambiar las duchas por toallas húmedas y la adquisición de inodoros de compost[5].


La humanidad se enfrenta a las consecuencias del uso indiscriminado de recursos. La escasez progresiva de agua en diferentes áreas nos muestra lo que genera el uso inconsciente de capital natural, no solo del agua, sino de todos los recursos en general.


La situación de aquellos luchando contra la creciente escasez de agua debe fungir como indicativo de cómo sus dificultades también serán las nuestras si no tomamos el problema de ellos como un problema de todos. Mientras en una parte del mundo, a la mujer de la fotografía y su hijo no les queda otra salida que cambiar un día de trabajo y escuela por una caminata de varios kilómetros en busca de agua, en la otra parte del mundo, paradójicamente, mostramos nuestra bondad y compasión a otros participando en cuestionables “ice-bucket challenges” o dejamos la llave del agua abierta mientras nos cepillamos los dientes. Es este comportamiento incongruente y fácil de cambiar el que traza la delgada línea entre sobrevivir como especie o extinguirnos del planeta junto con todo el resto de ellas.



Mwai Halala, with her son, Jaden, holds water from Newlands on Feb. 3. Mikhael Subotzky—Magnum Photos for TIME

Referencias

[1] G. Institute y I. C. London, «How will climate change impact on water security?», The Guardian, 21-dic-2012.

[3] B. Hubbard, «A New Casualty of Syria’s War: Drinking Water in Damascus», The New York Times, 04-ene-2017.

[5] «“I Knew We Were in Trouble.” What It’s Like to Live Through Cape Town’s Massive Water Crisis», TIME.com, 27-abr-2018.

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